miércoles, 23 de septiembre de 2009

Evaluna


hace 7 segundos

La llamaban Eva, por ser la única,
y Luna, porque era tan blanca e inalcanzable como ningún ser en este planeta,
salía por las noches a caminar por bosques desolados,
deambulaba por las calles de la ciudad,
iluminaba el mar con sus destellos,
era tan tierna como pura,
¡pero en ocasiones tan impredecible y llena de furia!,
su deseo ardía en el más allá,
sus entrañas apelaban por su amar,
lo buscaba de noche,
lo soñaba de día,
sus suspiros de media noche hacían despertar a bufones y cazadores,
a ermitaños y galanes de antaño,
su cuerpo resplandecía a media luz,
¡dicen que siempre quiso lo que no pudo tener!,
caminando descalza sus huellas se pueden ver,
su pecho agitado se oye al amanecer,
escapando de su propio destino,
buscando su camino,
jadea agua y fe,
se alza en la femenidad y estira sus brazos al delirio y la pasión,
espera un abrazo y la fragancia de su ser,
la suavidad de sus roces,
la intensidad de su querer
lo salvaje de su pecho,
la agonía de sus luchas,
¡el deseo lleva clavado en su cien!,
Evaluna, recorre los senderos del bien y ansía los del desdén,
corre frágil al llegar el sol,
se esconde hasta que vuelva a caer el astro,
y su deseos se vuelvan a sentir nuevamente, porque simplemente y grandiosamente es Evaluna

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